lunes, 20 de junio de 2011

Tratado sobre Dios

La ausencia de prueba no es prueba de ausencia.
                                                                                            Carl Sagan

                En mis días de estudiante, me crucé con mucha gente. Uno de ellos, particularmente antirreligioso, no perdía la oportunidad de hacer proselitismo, creo que más para reafirmar sus convicciones que para esparcirlas. Cierta vez dijo, que todo en el mundo está sometido a la ley de la causa-efecto y que, por tanto, no podía existir un ser supremo como Dios que no tuviera causa. Yo le apunté que su observación estaba basada en el empirismo y como tal estaba sujeta al azar, que el hecho de que él no hubiera contemplado nunca un suceso no causal no significaba la inexistencia del mismo. Y que, en definitiva, sin contradecir su argumentación, Dios podía ser la causa de si mismo. Sin embargo, el principal error que cometen aquellos que atacan el concepto de Dios, así como aquellos que lo defienden, es que poseen una concepción de Dios que es cultural, rígida y absurda.

“– ¿Y lo es, David? ¿Dios es amor? –pregunto por fin.
 –Sí, desde luego –contestó David. Dobló el pase por la mitad–. Supongo que es... un poco de todo.”
                                                                                            Stephen King

                Todos tenemos una imagen preconcebida de Dios basada en la educación religiosa que recibimos desde muy pequeños y de la cual es difícil liberarse. En ese sentido os remito al tratado sobre la realidad que escribí hace ya un tiempo y del que pretendo que este sea continuación. Qué es Dios, debería ser la primera pregunta a responder. Identificar la idea, el concepto de Dios, es de suma importancia. Primero debemos saber de qué estamos hablando. Inmediatamente surgen en nuestra mente un montón de imágenes absurdas correspondientes a nuestra herencia cultural; Dios es un viejo con barba, Dios es una mujer con dieciseis brazos y cabeza de elefante, Dios es un coloso con cabeza de pulpo, alas de dragón y nombre impronunciable, Dios es… Descartaremos la visión politeísta por el sencillo y ya manido razonamiento de que si hubiera más de un dios, estos se limitarían entre si, por tanto no podría tener ciertos atributos divinos como la omnipotencia. Si Dios no fuera omnipotente entonces estaríamos hablando de otro concepto como un gigante o sencillamente un ser más poderoso que nosotros. Esa no es la idea de Dios sino una idea distinta, otro concepto. Sucede lo mismo con el concepto de creador, que dista mucho del de Dios pero con el que se suele confundir o fusionar. Dios no es necesariamente el creador.

“La misma debilidad de Dios procede de su omnipotencia.”
                                                                                            San Agustín

                Cuando nos liberamos de toda carga cultural, comprendemos que Dios es algo inconmensurable con infinidad de atributos infinitos que, con mayor o menor frecuencia dependiendo de la amplitud de miras que tengamos, caen en la paradoja. Esta lista de atributos más o menos acertada según quien la realice lo que pretende reflejar es que Dios es perfecto. Por tanto, y no pudiéndose concretar ningún otro aspecto de Dios con una base lógica, podemos concluir que la idea de Dios es un concepto de perfección. Y, como concepto, existe, es verdadero y real.

“La perfección no es cosa pequeña, pero está hecha de pequeñas cosas”
                                                                                            Miguel Ángel Buonarroti

                La perfección es la cualidad que indica la infalibilidad o completa idoneidad de algo. La perfección, en tanto que es idoneidad, es relativa a las circunstancias y el punto de vista. Ambas cosas son infinitas y el número de respuestas infalibles/idóneas para semejante combinatoria se aproxima a infinito al cuadrado, sin dejar de considerar que algunos pares de combinaciones pueden tener varias respuestas válidas y que algunas respuestas serán comunes a varias combinaciones. En definitiva, podemos deducir que la tendencia es a abarcar todos los aspectos del cosmos. De lo cual debemos concluir que Dios es todo. Es por tanto omnipresente.

“Dios es día y noche, invierno y verano, guerra y paz, abundancia y hambre.”
                                                                                            Heráclito de Efeso

                A esta concepción filosófica de Dios y el universo se la llama panteísmo. Yo soy Dios, tú eres Dios, la mierda es Dios, todo es Dios. Diréis que en ocasiones la perfección es no ser, pero ¿acaso no es la nada parte del todo y el vacío no se halla en todos los conjuntos? El mundo es un lugar imperfecto que tiende a la perfección que es Dios y que, por esta misma razón, en cierto modo, ya posee. El cambio, la única cualidad inmutable del Cosmos, es lo que lo hace perfecto, porque en ser imperfecto y poder cambiar, se encuentra su perfección. Ya que todo es Dios y todo tiende a Dios podemos afirmar que el universo trata de descubrirse a si mismo De nuevo, un camino que nunca termina. Si como dijimos, la verdad es la perfección de las ideas, Dios no es verdad, Dios es la fuente de toda verdad. Si Dios es la perfección y está en todos nosotros, Dios no es amor, el amor es descubrir a Dios en otra persona.

"El panteísmo no implica necesariamente la creencia en lo sobrenatural, el panteísmo implica más que todo en la creencia de que el Universo es el fundamento último de la existencia, es decir, que no hay un Dios que crea al Universo, sino que Dios (como fundamento de la existencia) y el Universo son uno solo, donde no necesariamente eso implique que Dios/Universo tenga una conciencia y voluntad y que exista lo sobrenatural."
                                                                                            Carlos De Castro.

“El panteísta es un ateo disfrazado de Dios mismo.”
                                                                                            Jacques Benigne Bossuet

2 comentarios:

  1. ¿Pero cómo no va a estar influida la gente culturalmente respecto al concepto de Dios, si Dios mismo es un invento cultural?

    Es que es de lógica. Incluso tus matizaciones tienen influencias culturales. Además no paras de citar en vez de argumentar, y repetir la palabra Dios todo el rato.

    Créeme, incluso en el punto de un teísta que abandona toda religión para tratar de conocer a Dios, se encuentra siempre en un callejón sin salida, porque ha llegado al final del camino. Ese es el final, donde te das cuenta de que no hay más Dios, porque todo lo que sabías hasta el momento era cultura, imaginación y teología.

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    1. Sin lugar a dudas, soy un ser cultural y, mal que me pese, por más que lo intento no consigo sacudirme de todo eso cuando es necesario. Tan solo señalo el que creo que es el camino.

      Todo lo que esta relacionado con el hombre es arte/artificio/cultura¿?

      Podrías decir que el blanco o el infinito son conceptos culturales porque parten del hombre¿?

      Yo creo que como conceptos son ciertos pese a que nunca podamos llegar a contemplarlos y aunque tan solo existan porque nosotros le hayamos dado su valor.

      Ese es el inicio de mi razonamiento, tratar de definir el concepto y demostrar que, como concepto, es tan valido como cualquiera... Después trato de desarrollarlo en base a lo que para mi implica.

      En tu respuesta indicas que no paro de citar... Mis parrafos son solo mios y las citas son citas. Me ha extrañado que dijeras eso, pero luego he comprendido que no habias leido el resto del blog y que por tanto no era extraño que pensaras eso, porque no conoces la linea estilística que he seguido. Si aún así ves que estoy equivocado me gustaría que me indicases donde, a fin de mejorar...

      Mi conclusión, dicho esto, es que hay Dios pero su existencia nos es indiferente.

      Un saludo amigo.

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