jueves, 11 de noviembre de 2010

Tratado sobre la sinceridad.

Lo que me entristece no es que me hayas mentido, sino que nunca más podré confiar en ti.”
Friedrich Nietzsche

Si me engañas una vez, tuya es la culpa; si me engañas dos, es mía.”
Anaxágoras

"Las personas que brindan su plena confianza creen por ello tener derecho a la nuestra. Es un error de razonamiento: los dones no dan derechos."
Friedrich Nietzsche

Las relaciones entre las personas se fundamentan en la confianza y el respeto. Los dos valores se hallan casi al mismo nivel pues, al parecer, ambos se otorgan en la justa medida en un primer momento, ambos aumentan o disminuyen con el paso del tiempo y la suma de experiencias, y ambos se alimentan el uno del otro. Pero toda relación interpersonal se inicia con un salto de fe, pues no sabemos con que tipo de persona nos vamos a encontrar. Comienza por tanto con una confianza en el respeto del otro y posteriormente se perpetúa con un respeto de la confianza mutua. Siendo por consiguiente, el respeto, una característica que se deriva de la confianza. Por tanto, es frecuente que cuando se pregunta a alguien qué es lo que más valora de una persona suela decir que lo más importante es que sea sincera. Pensar que una persona sincera es una persona de confianza es un error.

La sinceridad es una cualidad rara vez comprendida y, tal vez por ello, sobrevalorada. Sinceridad es tan solo decir lo que uno piensa, no implica verdad, honestidad o razón. No implica verdad, porque lo que pensamos puede no corresponder con la realidad, esto es, podemos “mentir” sin saberlo. No implica honestidad, porque aunque digamos lo que pensamos, nuestros actos no tienen por qué corresponderse con nuestras palabras y nuestras intenciones no tienen por qué desembocar en una actitud correcta. No implica razón, porque el hecho de que expresemos sinceramente nuestros pensamientos no significa que éstos y nuestras argumentaciones sean válidos. Casi nadie posee una idea lo suficientemente elaborada de sinceridad, quedándose en un “es decir siempre la verdad” y su concepto acostumbra a flaquear en alguno de estos tres puntos.

Todo el mundo se equivoca con frecuencia. Conviene ser consciente de esto a la hora de escuchar a los demás para no abrigar rencores injustos hacia ellos, si lo que nos dicen luego no resulta cierto. Equivocarse no es insinceridad o deslealtad. También debemos ser críticos con nosotros mismos y desde la humildad tomar conciencia en todo momento de que lo que decimos puede ser falso. Normalmente, bastará con acompañar nuestras afirmaciones con alguna expresión que indique que se trata de una opinión o que nuestro conocimiento es vago para que nuestro interlocutor tome conciencia de esta realidad. Lo que diga una persona nunca es completamente confiable por más sincera que haya demostrado ser en el pasado, debemos considerar para todo aquello que nos dicen que puede ser tan erróneo como cualquier cosa que sepamos nosotros.

"En última instancia, todas las cosas son conocidas porque tú deseas creer que las conoces"
Frank Herbert

En la mayoría de las culturas se condena públicamente la mentira. Por ello, algunas personas disparan sus palabras contra los demás y piensan que, dado que no mienten, hacen lo correcto, aunque causen daño. Creen que su comportamiento sincero es un comportamiento honesto y con esto sus conciencias quedan tranquilas. Aún en el supuesto de que sus palabras fueran ciertas, la verdad duele, por eso la verdad nunca se debe afirmar sino insinuar. Una verdad que no se insinúa es en realidad un insulto. No hay ninguna honestidad en insultar y menospreciar a los demás por muy sinceramente que se haga. Para corregir los defectos de los demás debemos utilizar los mecanismos adecuados, que nunca se corresponden con la acción directa. Con frecuencia, la sinceridad se convierte en el arma lícita de personas irresponsables y crueles. Asimismo, puede ocurrir que una persona exprese sinceramente unos valores pero luego su forma de actuar no se corresponda con sus pensamientos, sea por impulsividad, egoísmo o falta de empatía. Esta gente tampoco es honesta.

"Por mucho que busquemos la verdad, el conocimiento de ella en uno mismo suele ser desagradable. Y no sentimos simpatía alguna hacia el que nos la dice"
Frank Herbert

Hay gente que se cree en posesión de la razón sólo porque no está mintiendo, y está expresando su pensamiento tal cual es. Reducen las discusiones a un verdadero-falso y creen que por su sinceridad se hallan en posesión de la verdad y con ello de la razón. Además, las personas que creen llevar siempre la razón no aprenden de sus errores. Es algo muy triste porque los aciertos sólo otorgan enseñanzas pequeñas. La actitud de aquellos que se creen sinceros y que por ello siempre tienen razón supone una agresión a los demás. En última instancia, las discusiones enmascaran la violencia y la resolución mal argumentada o forzada de las mismas por una de las partes implica, en realidad, la imposición de un ego sobre el otro. He ahí la agresión. En ocasiones, estas personas son conscientes del mal que han causado y piden perdón de forma sincera, pero lo piden por las consecuencias, no por la causa. Unas disculpas sinceras sin ánimo de enmienda son un gesto muy hipócrita. Esta es una curiosa paradoja sobre la que conviene reflexionar.

Elaborados eufemismos pueden disimular nuestra intención de matar, tras todo uso del poder contra otro la última premisa es la misma: <<Me alimento de vuestra energía>>"
Frank Herbert

Desconfía de aquél que se diga sincero, podría ser la primera de sus mentiras. Merece más confianza aquél que se declara hipócrita, porque podría estar equivocado por ser muy crítico consigo mismo y al menos ha tenido hacia ti un primer gesto honesto. La hipocresía y la omisión no sólo son dos de los lubricantes sociales más importantes que existen, también son, en ocasiones, signos de una actitud justa y responsable.

En general, la gente que trata de rodearse de personas sinceras, lo que busca en realidad son personas honestas. Si uno no sabe lo que realmente busca, difícilmente podrá encontrarlo. Una existencia volcada en una búsqueda infructuosa llevará al desánimo y el desánimo, a la frustración. Sin duda ser conscientes de nuestros errores nos ayudará a evitarlos y a tener una vida más plena.

5 comentarios:

  1. Hombre Rodrigo si tienes mas don de palabra escribiendo que hablando! je,je,je me ha gustado mucho tu primera narración ;P

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  2. La sinceridad esta muy sobrevalorada, de hecho la gente normalmente no quieres escuchar la verdad. A pesar del toque comico de esta pelicula (http://www.imdb.com/title/tt1058017/) creo que es un buen ejemplo de sinceridad absoluta que muy pocos querrian en sus relaciones sociales.

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  3. Una curiosa e interesante pelicula esa que descubrimos camino a New Orleans

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  4. ¿Y Mou? tu que crees que es cuando dice que hay equipos que van derrotados al Camp Nou porque no ponen a los titulares.

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  5. Creo que es actualidad por eso ni te lo voy a comentar...

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